Para algunos amputados, ingresar al agua realizando terapia acuática es la parte más importante de su rehabilitación y recuperación. Una piscina caliente puede ofrecer un alivio calmante de dolores y molestias, así como una mayor sensación de equilibrio.
La terapia acuática es clave porque ofrece la oportunidad de hacer ejercicio libremente sin la carga de las extremidades protésicas, y puede unir a los pacientes debido a la interacción social inevitable en un ambiente como este.
Quienes lo han probado aseguran que han visto resultados asombrosos. Recuperar la sensación de movimiento puede ser un momento clave en el proceso de recuperación.
Cuando un amputado se desliza por primera vez en el agua después de la cirugía durante la fase de recuperación, puede experimentar el agua de formas totalmente nuevas y satisfactorias.
De ahí que enumeramos la gran cantidad de beneficios sobre la terapia acuática para la población de amputados.
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Mejora en el sistema circulatorio
Después de que las heridas del paciente se hayan curado y antes de la rehabilitación protésica, las personas con amputaciones pueden realizar entrenamientos cardiovasculares intensos con terapia acuática.
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Regula el sistema nervioso central y periférico
El agua tibia relaja el cuerpo permitiendo que los pacientes puedan disminuir el enfoque en los factores estresantes del día a día.
De igual manera disminuye la percepción del dolor, lo que permite a los amputados realizar más ejercicios en agua con menos dolor que los ejercicios en tierra.
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Beneficios mentales
Estar en el agua conduce naturalmente a un cambio en el estado de ánimo. Experimentar la capacidad de moverse con libertad en el agua y participar en las mismas actividades que otros pacientes permite una sensación de normalidad.
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Fortalece el sistema musculoesquelético
Aumentar la fuerza antes del entrenamiento protésico ayudará a la persona que realiza la transición a las actividades de peso en tierra.
De igual forma, las actividades de entrenamiento en marcha temprana también pueden iniciarse en la piscina antes de realizar actividades similares en tierra.
De esta manera se puede obtener una mayor amplitud de movimiento en las articulaciones de la rodilla y cadera, que pueden endurecerse por períodos prolongados al estar sentado en una silla de ruedas.
Por fortuna hay muchas herramientas y técnicas disponibles para potenciar la efectividad de la terapia acuática. Sin embargo, siempre se recomienda tener precaución y seguridad al momento de acudir a una piscina.
Las caídas y los resbalones ocurren con facilidad cuando las personas saltan en una pierna o no tienen el control suficiente de sus extremidades. Así que lo mejor es prevenir, ir acompañado y nadar bajo la supervisión de un salvavidas.