Un cuidador es una persona que ayuda a otra que lo necesita, como a un cónyuge o pareja que no puede valerse por sí mismo, un hijo o padre discapacitado o un pariente anciano que necesita algún cuidado. Lamentablemente, los familiares que están cuidando activamente a un pariente en estas condiciones no se identifican a sí mismos como “cuidadores”. Reconocer esta función puede ayudarlos a recibir el apoyo que necesitan.
La mayoría de las veces el cuidador es lanzado a ese rol inesperadamente. Nunca estuvo en la mayoría de los planes de muchos cuidados. Tal vez tuviste muchos sueños que ahora parecen imposibles en el rol actual como cuidador.
Estamos seguros que en muchas ocasiones puedes gritar con tu voz interior: “¿Qué hay de mí? ¿Qué pasa con mi tiempo? ¿Qué pasa con mis necesidades? ”
Lo primordial es que si te sientes atrapado en ese rol hagas un cambio de perspectiva; porque realmente no estás atrapado en esa situación. Tienes dos opciones; seguir adelante o buscar otro destino. Sin embargo, la persona que cuidas está destinado a necesitar ayuda de por vida.
Cada vez que empiezas a sentirte atrapado o que sientes que renuncias a un sueño, pregúntate: «¿Cuál es tu elección?»
Cuidar a una persona enferma tiene sus recompensas
Para la mayoría de los cuidadores, estar ahí para atender a un ser querido cuando te necesita es un valor esencial y es algo que estás dispuesto a hacer. No obstante, casi seguro habrá un cambio en los roles y en las emociones. Es normal sentirse:
- Enojado
- Frustrado
- Exhausto
- Solo
- Triste
El estrés del cuidador es común
Las personas que experimentan este tipo de estrés pueden ser vulnerables a los cambios en su propia salud. Los factores de riesgo del estrés del cuidador comprenden los siguientes:
Vivir con la persona que estás cuidando
Aislamiento social
Tener depresión
Dificultades económicas
Falta de capacidad de afrontar una situación compleja y dificultad para la resolución de problemas
No tener otra opción más que ser un cuidador
Signos de estrés del cuidador
Como cuidador, podrías estar tan concentrado en tu ser querido que no te das cuenta de que tu propia salud y bienestar están en riesgo. Presta atención a los signos de estrés:
- Sentirse abrumado o constantemente preocupado
- Sentir cansancio gran parte del tiempo
- Dormir demasiado o no dormir lo suficiente
- Subir o bajar de peso
- Irritarse o enojarse con facilidad
- Perder el interés en actividades que solías disfrutar
- Sentirse triste
- Tener dolores de cabeza frecuentes, dolor corporal u otros problemas físicos
- Consumir alcohol o drogas en exceso, incluso medicamentos recetados
De esta forma tienes más probabilidades de presentar síntomas de ansiedad o depresión. Además, es posible que no duermas ni te ejercites lo suficiente, ni lleves una alimentación equilibrada; todo esto aumenta el riesgo que corres de tener problemas de salud, como enfermedades cardíacas y diabetes.
Para controlar el estrés del cuidador, haz lo siguiente:
- Acepta ayuda
- Concéntrate en lo que puedes dar
- Establece objetivos realistas
- Conéctate
- Únete a un grupo de apoyo
- Busca apoyo social
- Establece objetivos personales de salud
Las exigencias emocionales y físicas que supone el cuidado de una persona pueden estresar incluso a la persona más resiliente. Por ello, es tan importante aprovechar todos los recursos y las herramientas disponibles que te ayuden con el cuidado de tu ser querido. Recuerda que si no cuidas de ti mismo, no podrás cuidar a alguien más.